Existen unas etapas vitales conocidas como periodos sensitivos, en las que resulta más simple y natural enseñar determinados hábitos, en tanto que los pequeños se hallan en una situación especial, más predispuestos desde el punto de vista del cerebro.
Enseñar conociendo estos datos y potenciándolos lleva por nombre Educación Temprana: actuar en el mejor instante. Esos instantes son, exactamente, los Periodos Sensitivos del desarrollo.
Los Periodos Sensitivos suceden una sola vez en la vida y desaparecen con la edad adulta, esto es, en torno a los veinte años en los humanos. Su duración es muy variable y no se amoldan a una regla fija. Pueden perdurar unos meses (“el anhelo por andar”), hasta más de diez años (“el placer de repetir”), mas la intensidad no es incesante.
Los animales irracionales viven Periodos Sensitivos automáticamente, no pueden oponerse a ellos ni alterarlos. En las personas es la voluntad la única que puede cancelar su efecto o bien alterarlo.
El aprendizaje favorecido por los periodos sensitivos queda reflejado en hábitos que después, se transformarán en virtudes. Así se deduce la conveniencia de orientar los Periodos Sensitivos cara la adquisición de hábitos positivos a lo largo de los primeros años. Es un medio en el que basar los principios de las virtudes humanas.
Las personas, igual que los animales, asimismo tenemos Periodos Sensitivos, del mismo modo irrepetibles; mas, en nosotros, se dan unos fenómenos diferenciales concretos que nos liberan de todo género de determinismo. Las personas somos seres trascendentales, y tenemos voluntad. Eso quiere decir que somos seres libres y responsables, capaces de comprender y razonar, lo que nos hace absolutamente diferentes al resto de los animales.
Merced a nuestra voluntad somos capaces de dominar, si de este modo lo queremos, nuestros Periodos Sensitivos. Podemos negarnos a hacer la acción prevista cuando nos toca y podemos, asimismo, efectuar esa actividad en el momento en que el Periodo Sensitivo pertinente haya trascurrido, si bien ello supone aplicar una fuerza de voluntad superior y mayor trabajo, sin lograr exactamente la misma perfección en los resultados.
Te aconsejo ahondar en este emocionante tema y aprender sobre muchos otros del mismo modo interesantes. Se puede aprender mucho y por este motivo recomiendo de forma encarecida la lectura de «Instruir el día de hoy», de Fernando Corominas. Asimismo, el resto de los títulos pertenecientes a la compilación «Hacer Familia», en los que autores de reconocido prestigio como Fernando Corominas, Alfonso Aguiló o bien Pablo Garrido examinan cuestiones como enseñar el carácter, instruir en valores, instruir la conciencia o bien de qué forma prevenir el consumo de drogas. Esta es la página web en la que hallaréis todos y cada uno de los títulos. Inprescindible visitarla.
PERIODOS SENSITIVOS
María Montessori llama “periodos sensitivos” a la sensibilidad del niño/a para adquirir las peculiaridades psíquicas del humano adulto. Un periodo sensitivo por poner un ejemplo, sería el del lenguaje. El niño/a, se siente atraído por las palabras y ademanes de las personas que le rodean y tiene una sensibilidad singular hacia ellos. Esto hace que los perciba, de una forma diferente a como escucha el resto de sonidos de su ambiente.
Esto lo efectúa a cargo del entorno exterior, que debe administrar los medios indispensables para vivir. “Igual que ocurre con la vida del cuerpo que recibe del entorno sus elementos vitales a través de la respiración” (M.Montessori El Pequeño el secreto de la niñez).
El entorno es el medio y la construcción de los caracteres se generan dentro del pequeño.
«Los periodos sensitivos son puntos sensibles que atraen a los pequeños a implicarse intensamente en lo que les interesa; por este motivo precisan trabajar a su ritmo, sin horarios, por medio de la actividad, a través de la que se edifica su inteligencia, y precisan la reiteración continua, mas ahora con amplificaciones». Maria Montessori habla de «la reiteración del ejercicio»
Podemos pasar por varios periodos sensitivos:
- Al orden, externo, es el que se produce alrededor del pequeño, en su entorno, (como las rutinas que se establecen en el hogar) y el orden interno, que da sentido a las actuaciones del niño/a y a sus movimientos.
- Al lenguaje, desde lo que escucha (la capacidad de charlar y comunicarse, los buenos modales, el portarse amablemente, el cantar).
- A las impresiones sensoriales (clasificar, bases para la psique razonadora).
- Al movimiento ordenado.
Estos periodos se dan en la etapa de los 0 a los seis años más o menos y tienen las próximas características:
- Son universales: en cualquier una parte del planeta, un pequeño, a la edad de seis años, habla, se mueve, marcha independientemente y ha ordenado su psique con relación a su cultura, sin importar un mínimo cuál sea esta.
- Son transitorios: un periodo sensitivo desaparece por 3 razones:
- El trabajo se está realizando en la psique y/o el cerebro, y no es posible verlo físicamente, no obstante ahí está.
- Si el entorno es pobre en estímulos, el periodo sensible desaparece.
- Una razón positiva es pues se forma cierta característica concreta y esa sensibilidad ya no se precisa. Es igual que los que pasa con las larvas de insecto. Son sensibles a la luz para acercarse a las hojas tiernas de las plantas y que, tras la metamorfosis, pierden esta sensibilidad al no precisarla).
- Son subconscientes: cuando la característica se vuelve consciente, la sensibilidad acaba.
En la etapa de desarrollo social, que se da con pero intensidad desde los seis años, los periodos sensibles forman parte intrínseca del mismo. Estos puntos sensibles son la imaginación, la adquisición de la cultura, la abstracción, la autenticidad, la sociabilidad. Otro punto sensible es la busca de justicia; saber por ellos mismos lo que es justo, lo adecuado, y las reglas que son morales. Muestran fidelidad a sus compañeros y familiares, responsabilidad, justicia, esplendidez y desazón por trivialidades.
¿Qué ayudas es posible ofrecer a los pequeños en esta etapa de desarrollo social?
Es preciso estudiar y ver alén de lo aparente para otorgar las ayudas específicas; o sea, experiencias para crear orden, promover el lenguaje, el movimiento, y alentar las percepciones sensoriales. Los pequeños precisan adultos que les dejen elegir, tomar sus resoluciones y hacer sus elecciones. Es un fallo apreciar apresurar al pequeño de una actividad a la próxima sin dejarle ir a su ritmo.
Según Montessori, se deben «registrar las observaciones que hacemos del pequeño a lo largo del día. Presentar desafíos en el instante conveniente, y continuar nuestros manuales para ofrecerle lo que necesita*.
Algunas de las maneras de fomentar la madurez y alcance de los periodos sensitivos son:
- Aprovechar su imaginación ofertando información precisa, hechos precisos. Además hay que incluir impresiones visuales, y una noción del tiempo y del espacio (mediante líneas del tiempo).
- Efectuar muchas salidas para la adquisición de la cultura, con una preparación anterior y dándoles seguimiento.
- Dejarles y estimularlos a trabajar en equipos que escojan y efectuar actividades de tipo social para servir a una causa.
Estos métodos junto con el uso de metodologías que tienen en cuenta las inteligencias múltiples y otras muchos relacionadas con el conocimiento del cerebro, son algunos de los que os proponemos por parte del equipo de Neuroeducación Web
¿Qué os parece? Esperamos que os sea útil la lectura. ¡Muchas gracias!
Gracias por la información muy asertiva, cómo puedo tener información o cursos con respecto a esos temas tengo un Niño con Parálisis Cerebral y su proceso de aprendizaje es diferente. Gracias